Fueron treinta minutos ansiosos de si mismos.
Dos preguntitas que llegaron a lo mismo, pero no calmaron a nadie. Cerraban a las seis, pero sali a las seis y cuarto.
Y al salir la señora "Yo mando remeras argentinas al mundo" me pregunto si habia podido. Claro, querida, claro.
Al menos ayer la suerte fue como mi amiga durante tres horas.
Y si, desde mañana van a ser Diez.
Y pasado morira uno.
Y luego otro.
Buuenas noches!
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