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lunes, julio 15

Frente al Lago Titicaca...

... (o Titikaka) y a otros lagos sin agua.

I

Se me cae el alma con los pies para arriba, en constante vaiven. Seguro el paso, lento, en el aire, carcomiendo caracolas infinitas en ruedos de polleras que saben mostrar lo que esconden.
Las risas vuelan, suben y cosquillas aparecen en las plantas, verdes, llenas de lineas. Coloreadas de tanto respirar 
selva.
Busco y la razon me lleva, agitada, detras de tantas cosas poco ciertas. Se encapricha la realidad, porque el humo cae en el ritmo de esos pies que siguen tocando el aire. Se crespa la piel al roce de las luces, tantas y tan en los ojos suyos. Se crispa y flota de pasiones cansadas de rimar.
Aprender a describir los murmullos confundidos, los gemidos acallados con las manos propias, saber cuando es cuando y cuando los ultimos escalofrios devuelven el alma al cuerpo y los pies, y las plantas, y la selva, y el indefinido vapor de los cuerpos que descansa en las paredes. 

II

Mueren lento, caen, se descubren inquietas. Se saben los tenores de la voz, recaen pesadas en el suelo. Sobreviven a la lujuria de los golpes de luz en los ojos. Dicen todos que hay mas de ellos en el aire que en las pelusas desprendidas de las sabanas. Los pies sucios se comparten y se rebelan en las paredes blancas.
Humedos los huesos, humedas las ropas, se sienten. Habiles recorren pasillos, moviendo aires estancados. Superponen las ternuras, no hay tiempos.
III

Lejos el crujir de la tierra los hacia callar, y esperaban tremulos la señal de la caida, el pisar apurado de las lineas en los mapas, los vuelos interminables de las golondrinas. Esperaban el fin de la huelga de los grillos. El viento calmaba la prisa y aguantaban la respiracion para reirse de los gestos y llorar de verguenza al verse los huesos tan encarnados en las pieles del otro. Conocian los detalles de los cuerpos latientes sin alejarse de la cercania.
La tierra vibraba con ellos y brotaba para no delatarlos. Remotos, los murmullos, se perdian en los enojos del encierro y las horas seguian pasando.
Vueltos los ojos a los finales, esperando los caprichos no cumplidos.

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